Dubái está llena de contrastes. Está el horizonte resplandeciente, formado por rascacielos tan altos que desafían la imaginación; la colección moderna de tiendas y restaurantes, que ofrece todo tipo de opciones que un viajero pueda desear; y los hoteles de lujo, preparados para recibir hasta al viajero más exigente con estilo y excesos.
Luego está el desierto con sus ondulantes colinas de arena estampadas con las huellas del órix árabe y las gacelas; los zocos con su laberinto de puestos, contenedores rebosantes de un arco iris de especias, el aroma llenando el aire; y los tradicionales barcos abra que transportan a los pasajeros a través de Dubai Creek.
La ciudad ha brotado desde sus comienzos de puerto en el desierto para convertirse en una metrópolis en expansión llena de vecindarios vibrantes, edificios que baten récords y centros comerciales exagerados, todo en las últimas décadas.
Dubai es caluroso durante todo el año, pero el invierno es uno de los mejores momentos para visitar, seguido del otoño. Aquellos a los que les encanta empacar un suéter también están de suerte, ya que las mañanas y las tardes en el desierto tienden a ser mucho más frescas, mientras que el aire acondicionado abunda en Dubái.